He encontrado la solución a todos mis problemas. De ahora en adelante se acabaran terribles golpes, ya no sufriré mas, no tendré problemas con las personas por mi comportamiento, en fin, mi vida será más sencilla, pero tranquila. Viviré feliz y en paz con todos.
Y es que… me siento tan tonto, de no haber visto la solución antes. Os contaré que mi solución estuvo siempre conmigo, nunca se separo de mi, sufrió conmigo (por mis locuras), combatió conmigo hasta el final de las batallas, en fin.. El y yo somos inseparables, pero, yo , hasta ahora me doy cuenta de que Sancho, mi fiel escudero, es un gran sabio, y el siempre me ha dado consejos, para que yo no cometa los mismos errores una y otra vez, pero yo por mi afán por cumplir con mi código de honor, de caballero, no tomaba sus consejos en práctica, y simplemente hacia lo que yo pensaba era lo correcto. Pero ya me cansé de tanto sufrir, de que nadie agradezca mis buenos actos, de que me golpeen… Y en el fondo siento que Sancho tampoco merece este tipo de comportamiento mío, ya que el, al igual que a su amo, sale herido.
Desde ahora haré caso a todo lo que Sancho me diga, que debo hacer.
Lo primero que Sancho se dispuso a hacer (y yo a acatar) fue entrarnos por una parte de sierra Morena, para así atravesarla toda e ir a salir al Viso o a Almodóvar del Campo. Para quedarnos ahí unos días, escondidos, por si la Hermandad nos buscase, que no nos encontrase.
De camino... Me encontré un bolso, estaba caído en el suelo, así que quise levantarlo para así averiguar que se encontraba dentro de éste. Adentro del bolso hallé dinero, un libro y comida podrida. Le regale el dinero a Sancho, bote la comida podrida y abrí el libro, para así poder recopilar información del posible dueño del bolso.
Me interese mucho, por saber el dueño de estas cosas. Leyendo el libro, me intrigaba cada vez más por saber el nombre de este personaje misterioso, dueño de estas cosas, y por saber el porqué había dejado olvidadas sus cosas, ansiaba saber el porqué de todo… pero por desgracia no tenía ninguna de las respuestas de las preguntas que me formule anteriormente.
De camino, Sancho y yo, nos topamos con un cabrero. Al cual, sin duda le pregunte, que si él sabía a quién le podía pertenecer el libro y si era así, que nos informara del paradero de este desconocido. El cabrero muy amablemente, nos conto todo lo que sabía, lo cual no era mucho, pero nos sirvió de ayuda, la información.
No hay comentarios:
Publicar un comentario