
Sancho me ha abierto los ojos con la verdad, me ha dicho que todas estas desdichas que nos estan ocurriendo es debido a que no hemos cumplido con las promesas y juramentos que hemos efectuado, quebrantandolas constantemente. Yo había jurado no volver a comer pan, y la verdad es que no me recordaba de tal juramento, hasta que Sancho me lo recordó, por lo que también Sancho tiene la culpa de nuestra desdicha. Y por eso le ha pasado lo que le ha pasado, aunque yo no me quedo atrás, creo que ya e sufrido suficiente martirio, con los golpes y heridas que e recibido; y bien merecidas las tenía ,por no haber cumplido con mi palabra.
Ya era de noche, teniamos hambre, no teníamos donde pasar la noche y tras de eso había una oscuridad parcial.
Como casi no veíamos nada, nos dimos cuenta que algo venía hacia nosotros pero no podíamos distinguir que era. Por lo que pensé que sería una oportunidad de mostrar todo mi valor, mientras que Sancho estaba temblando del miedo.
Cuando pudimos distinguir que era lo que se acercaba hacia nosotros, nos dimos cuenta que eran unos encamisados, montados en sus caballos.A éstos cuando se acercaron lo suficiente, les formulé muchas preguntas entre ellas estaban: ¿de donde venís? ,¿a donde vais?, ¿que es lo que en aquellas andas llevais?, a lo que ellos me contestaron: no tenemos tiempo, vamos de prisa. Les dije que me contestaran o que ya verían las consecuencias que os recibirían. En eso, una mula se asustó y dejo caer a su dueño. Haciendo que todos los demás encamisados, siguieran su rumbo con más prisa. Dejando al pobre y desvalido encamizado tirado en el suelo. A lo que yo aprovech, que estuviese en el suelo, y le formulé la pregunta nuevamente, a lo que el encamizado respondió: llevamos un muerto.
Mientras yo, hablaba con el religioso (el encamizado, que se había caído de la mula); Sancho muy astutamente, aprovechaba de la oscuridad, que aquella noche nos había otorgado y se robaba toda la comida posible, que estos hombres llevaban consigo.
Cuando el religioso se marchó, Sancho y yo nos dispusimos a comernos toda la deliciosa comida que Sancho había robado ,en un prado.
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