martes, 16 de agosto de 2011

52 y 53

Estoy realmente molesto. Le comunique al Duque que iba a ir a buscar al labrador que e había burlado a la hija de la dueña. Soy capaz de matarlo si este no cumple con su palabra. El duque trato de calmarme y me dio su palabra de honor que el le daría el recado al labrador y le diría que el debe ir al castillo para hacer el desafío que yo he impuesto.

Me he enterado de que Teresa Panza ha estado enviando cartas a la Duquesa; contándole el éxito de Sancho y lo feliz que ella se encuentra por tener a un esposo exitoso. Ella debe de estar sumamente agradecida conmigo debido a que yo fui el profesor, el mentor, el que guió a Sancho hacia el éxito. De hecho, sigo ayudándolo porque un alumno nunca termina de aprender de las cosas. También, debo admitir, yo he aprendido cosas de Sancho. El maestro también aprende de sus alumnos. Y también un maestro nunca termina de aprender porque constantemente las cosas cambian y hay que estar al pendiente de ellas porque si no lo haces, quedas en desventaja con aquellos que si saben lo nuevo.

La vida es una constante competencia. Cuando crees haber llegado a la meta, te das cuenta de que ya existe otra meta que tienes que alcanzar.

Una terrible cosa ha ocurrido. ¡Han invadido la ínsula de Sancho! A mitad de la noche, despertaron a Sancho de un grito y le dieron la tan terrible noticia. No había otra opción que armar para defender la ínsula de las fuerzas enemigas.

¡Que desgracia! Sancho no tiene las habilidades que yo tengo en batalla. Yo le enseñe algunas estrategias de batalla pero creo que a eso no me puso mucha atención porque poco tiempo lo derrotaron en la batalla. Sancho quedo tendido en el suelo sin poder moverse debido a su inconsciencia. Sus enemigos habían ganado. Que mal, que yo no sabia que esa batalla iba a ocurrir porque de haber sido adivino yo estoy seguro de que yo hubiera podido acabar con todos. No se necesitan muchas personas para poder ganar una batalla, se necesita tener audacia e intelecto.

Sancho me ha decepcionado. Todo el conocimiento que le transmití. Los buenos consejos que le di. Los éxitos que obtuvo y ahora simplemente renuncio a su puesto porque dice que el no nació para ser gobernador. El era un gran gobernador. Un gobernador honrado, sincero y justo; no todos tienen cualidades tan valiosas como las que tiene Sancho. La debilidad de Sancho es la cobardía ya que no puede enfrentarse a las cosas cuando se están tornando difíciles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario