
¡El mundo me espera! No puedo perder más mi valioso tiempo, mientras que muchas doncellas esperan que las rescate, tengo entuertos que enderezar, sinrazones que enmendar y abusos que mejorar.
Una mañana, sin que nadie se diera cuenta, me armé con todas mis armas, me subí en Rocinante y salí al campo, muy entusiasmado, en busca de aventuras. En ese momento surgió una idea que perturbo mi mente, hizo que la felicidad que sentia en ese momento se desboronara; no me había percatado de que yo, todavía, no era un armado caballero. Por lo tanto no podia, ni debía tomar armas con ningun caballero.
Después de unos minutos de reflexión y de sentir un gran dolor en mi corazón, porque no podría realizar mi proposito, de no ser que fuera un caballero armado. A mi mente llegó la brillante idea de que la primera persona que topase mi camino me podria armar caballero.
En el transcurso del camino, me iba imaginando como me venerarían las personas, despues de mi muerte, por todas aquellas hazañas que he hecho, a lo largo de mi vida como caballero. Me imaginaba esas majestuosas estatuas talladas en bronce, enormes esculturas en marmole y esas hermosas pinturas, todas representando distintas batallas, rescates... Y que con estas me recordarán las futuras generaciones.
Todo el día y parte de la noche, solo caminé. Estaba sumamente agotado, por tan arduo caminar;ya que durante el día hacia un calor bochornoso y cuano cayó la noche el hambre carcomia mis tripas. Yo, estaba en busca de un castillo o de una majada de pastores, donde me dieran algo que comer y un lugar desente donde dormir.
Entre la desesperación ,en la que me encontraba, vi a lo lejos un castillo. Me puse muy alividiado y apresuré el paso, para asi llegar lo antes posible.
Cuando iba lleganto, a tan esbelto castillo, vi en la entrada 2 hermosas doncellas que estaban afuera del castillo. Yo les hable pero ellas se burlaron, lo cual me parecio molesto para mi persona.
Unos instantes después llegó el señor castellano y me ofreció posada y comida; lo cual me parecio un gesto muy grato de su parte.
Durante mi estadia en el castillo , todos se comportaron debidamente conmigo y con Rocinante.Me pusieron música, para mi deleite, mientras comía, me dieron un festín y por último me prestaron una cama cómoda y linda, digna de un rey. Las personas que me atendieron fueron muy amables e atentas ,hacia mis necesidades.
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